visibility
Coaching, Fortalezas, Humor Positivo, Inteligencia Emocional, Liderazgo Positivo, Mindfulness, Motivación, Optimismo Inteligente, PNL, Resiliencia

Para desmelenarse, primero hay que dejarse el pelo largo



Reserva ahora tu Sesión Online Inicial

Para desmelenarse, primero hay que dejarse el pelo largo

Por José Luis Yañez, MSc

¿Sigues creyendo en los «Predicadores del Éxito»?

Mucha gente tiene altos ideales, buenas ideas y trabaja duro, pero sólo unos pocos parecen encontrar la fórmula efectiva para su éxito. Aquella que, de hecho, materializa ese potencial en una realidad tangible que se convierte así en un hecho constatable y que permite a esos pocos declarar con orgullo y satisfacción: «Lo conseguí»

¿Por qué esto es así? El mercado está inundado (iba a decir «infestado») de libros, vídeos, artículos, eventos, charlas, conferencias y cursos donde multitud de predicadores del éxito venden su ungüento amarillo en diferentes envases, unos más atractivos que otros, y todos, con matices no fundamentales, con el mismo mensaje final: «Tú puedes. Con mi fórmula, claro»

Pero la vida del hombre en nuestro tiempo, por mucho que les gustaría a algunos, difiere mucho del ambiente de laboratorio en donde esas fórmulas se fabrican.

Lo que me parece increíble es que, de hecho, nos lleguemos a creer que puede existir algo así: una fórmula universal para el éxito personal.

Sin duda, la propuesta es atractiva; para nuestra mente racional suena bien y para nuestro anhelante corazón es un buen anzuelo; es, de hecho, una promesa en la que nos gustaría creer: El concepto «fórmula» tiene muchas connotaciones atractivas para nuestra mente racional; implica un plan, un procedimiento, un proceso, una secuencia de pasos lógicos, una metodología, etc., etc., etc. y si además, a «fórmula» añadimos «probada» y además luego escuchamos o leemos unos cuantos testimonios positivos de otras personas que funcionan como modelos con los cual es fácil identificarse (avatares), entonces, habremos enganchado también al corazón y tendremos un «cocktail» ciertamente muy persuasivo.

Lo cierto, por otra parte, es que si analizas como han actuado y pensado distintas personas de «éxito» a lo largo de sus vidas, te encuentras con tantas fórmulas como inventores de fórmulas, porque junto a ciertos plausibles paralelismos en sus formas de actuar y pensar, encontramos – al compararlos – muchas más sutiles y no tan sutiles diferencias, variaciones, versiones y combinaciones únicas de actuación y pensamiento, que aquellos plausibles paralelismos.

Veamos una analogía:

¿De cuantas maneras se puede pelar un limón?

Bueno, si se quiere ser prolífico, productivo, efectivo, innovador y creativo para contestar a esta pregunta, uno debería NO plantearse – en primer lugar – algo así como: «voy a buscar formas – fórmulas – diferentes a como suelo pelar el 100% de los limones que pelo, es decir, con un cuchillo»

¿Y por qué no? pues porque de esa manera lo que estableces como línea base, como «listón» contra el que compararse, es lo que ya sabes hacer y que, por analogía en nuestro caso, también es lo que NO te ha llevado al éxito con el que sueñas. Y al hacer esto, tenderás a repetirte.

Las personas que inventarán en el futuro formas, impensables hoy para la mayoría de nosotros, de pelar limones (recuerda que esto es simplemente una analogía), probablemente empiecen por cuestionarse en primer lugar la utilidad y sentido de la pregunta original, como por ejemplo ¿por qué querría pelar un limón? o «para que querría pelar un limón» o también «qué pasaría si no peláramos los limones»

Al hacerse estas nuevas preguntas sobre la pregunta original – en lugar de caer inmediatamente en el automatismo de contestar a ella partiendo de intentar NO responderla con la respuesta que por otra parte, y también automáticamente, primero me viene a la cabeza – uno estaría en condiciones de posibilidad muy superiores de encontrar alternativas, no ya a la forma de pelar un limón – que también – sino de utilizar el limón para otras muchas cosas, entre la cuales, habrá, sin duda, algunas que sean percibidas por la gente, con mucho más valor añadido que «pelarlo».

Por ejemplo, no necesitas pelar un limón si lo que quieres es exprimirlo. En este caso te bastará simplemente con cortarlo por la mitad. De hecho, intenta exprimir un limón habiéndolo pelado previamente y verás cómo te pones…

Otro ejemplo: Si piensas un momento en «pelar un limón», te quedarán, en principio, dos partes bien diferenciadas: la piel del fruto y el fruto sin piel. ¿Sí? Perfecto. Imagina ahora que lo que tú querías hacer, antes de pelarlo, era simplemente rallarlo, es decir, obtener un poco de «polvo de corteza de limón» para, por ejemplo, un bizcocho que quieres hacer.

¡En ese caso, no te haría falta pelarlo! ni tampoco exprimirlo, ni cortarlo en rodajas, ni hacerle agujeros, ni clavarle una velita con en número de años que cumplirá algún familiar…

Y si lo hubieras pelado, aunque lo que tú buscabas era sólo un poco de «polvo de corteza de limón», entonces habrías echado a perder ese limón, porque, a no ser que tuvieras otros planes para ese limón, tirarías a continuación a la basura el 99,99% del mismo, es decir, toda su corteza, excepto los miligramos que te guardas para el bizcocho, y todo el fruto.

Es decir, estarías «Matando Moscas a Cañonazos» que, por cierto, es una fórmula universal probada para acabar con las moscas (y con muchas más cosas a tu alrededor que, probablemente, preferirías conservar)

¿Me vas pillando?

Lo que a mí me funciona – No me copies – No soy un «Predicador del Éxito»

El éxito, definido como la culminación en el logro de un objetivo – y sentirse francamente bien con ello -, tiene que ver, desde mi punto de vista, fundamentalmente, con 7+2 cosas (y que conste que es mi forma de verlo, ¡no una fórmula de aplicación universal!) (Probablemente tú necesitas fabricarte tu propia fórmula):

  1. Claridad del objetivo en tu mente (En tu mente, ver, oír y sentir ese objetivo ya logrado)
  2. Permanencia del objetivo en tu mente durante el tiempo suficiente y necesario (Representarse ese momento en una «diapositiva» mental cada día. Cada día también «saltar» dentro de esa diapositiva y, de nuevo: ver, oír y sentir ese objetivo ya logrado)
  3. Sólo después de asegurarte que cumples los dos puntos anteriores, decidir por dónde empezar («Lo último que uno sabe es por dónde empezar – Blaise Pascal -«)
  4. Empezar (¡Pasar a la Acción!)
  5. Equivocarse, meter la pata (Cuanto antes mejor. ¿Quieres tener éxito? ¡Fracasa rápido!)
  6. Aprender de tus errores, asumirlos y seguir adelante
  7. Seguir adelante, con perseverancia, haciendo las cosas cada vez mejor…

En este último punto 7, en realidad se produce un bucle de retroalimentación al punto 1, porque, en el camino, puede que tengas que modificar parcialmente tu objetivo, redefiniéndolo y, a partir de ahí, se aplicarían los mismos pasos 2, 3, 4, etc.

Dependiendo de la complejidad del objetivo y de tu grado de preparación y recursos, ese bucle habrá que ejecutarlo un menor o mayor número de veces. ¿Cuantas veces son necesarias en tu caso? No lo sé. Sólo tú puedes contestar esta pregunta.

Además, te ayudarán mucho dos cosas más:

  1. Una fundamental (y de esto poca gente habla): que ese objetivo sea verdaderamente tuyo y no un «substituto», una zanahoria (falsa) puesta ahí por algún otro. Ok, a veces tienes que perseguir uno de esos objetivos para acercarte al tuyo. Bueno, si es así, que no se te olvide nunca cual es el tuyo y no te quedes por siempre en el que no lo es.
  2. Confianza. Confianza es también auto-estima y es amor propio. En otras palabras: Tienes que confiar en ti. Confía en ti. A muerte. Esto no significa actuar de forma prepotente, orgullosa o temeraria. Significa que, en lo más profundo y genuino de ti mism@, eliges una opción simple y clara: «Lo logro». Es decir, sería una reformulación del slogan del predicador del éxito, ¿recuerdas?: «Tú puedes. Con mi fórmula, claro» – por, simplemente: «Lo logro» – con tu propia fórmula, incluso aunque todavía no la tengas, no pasa nada – No puede ser más simple. Y más difícil, a veces.

¿Por qué? porque aun siendo una respuesta simple, es una respuesta que precisa mantenerse firme y estable en tiempo en, algo parecido a, lo que será, una carrera de obstáculos. Y para mantenerte firme en tu absoluta convicción de logro, tienes que mantenerte, no fuerte y positivo ¿esperabas oír eso?, sino «meta».

Going «Meta»

Meta es «más allá de» y también supone adoptar una cierta distancia sobre tus propios pensamientos y sentimientos. Esa posición «meta» también la podemos denominar «El Testigo». Una parte de ti, que, créeme, está ahí (aún si en muchos casos, lleva profundamente dormida demasiado tiempo) y que te permite operar desde una posición perceptiva de sano «desapego» sobre tus propias fabricaciones mentales y sentimentales.

La verdad, veo muy difícil cambiar mi estado de, por ejemplo, «asustado» (una vez que ya lo estoy) a «confiado», simplemente «sabiendo» que, según algún predicador del éxito, es justo lo que hay que hacer. Ridículo.

Ahora bien, hay una parte de nosotros, más allá del «nosotros» con el que normalmente permanecemos identificados, que es capaz de ir «meta», ósea, más allá de ese estado y que es capaz de admitir y darse cuenta y permiso para SABER que está bien sentirse «asustado» y pensar en cosas que me hacen sentir «asustado».

Automáticamente, al así hacerlo, estamos relativizando la importancia del estado «asustado», porque SABEMOS y NOS DAMOS CUENTA DE que no es más que eso, un estado.

Por definición, un estado cambia, no es permanente. «Estar» no es «Ser». Cualquier estado es impermanente y cambiará.

Bien entendido, ese estado tiene una misión que cumplir y una enseñanza que brindarnos. Y podemos, de hecho, utilizarlo a nuestro favor, incluso aunque, de momento, no sepamos cómo.

Bastará con aprender a ir «meta» ¿quieres más ejemplos? – Te doy aquí quizás el más burdo, pero, por eso mismo, probablemente también el más claro:

¿Puedes hacer que para ti esté «bien» estar «mal»? Estar bien acerca de estar mal es haber ido «meta» sobre «estar mal», ¿sí?

Ya tienes por dónde empezar a practicar: La próxima vez que te sientas «mal» y que además estés pensando cosas que hacen que te sientas «mal», simplemente pasa a modo «meta», empezando por decirte a ti mism@: «¡Esta bien sentirme mal y pensar cosas que me hacen sentirme mal” – Automáticamente se creará una distancia entre tu posición perceptiva “meta” (la que, desapegadamente “ve” tus sentimientos y pensamientos mientras te sientes mal) y esos sentimientos y pensamientos que tú mismo produces!

¡No es difícil! – Eso sí, necesitarás practicar…Y, en este sentido, te vendrá muy bien practicar alguna disciplina como «mindfulness» porque eso hará que se vaya creando en ti un espacio interno para dar cabida al «Testigo», a esa consciencia sobre cómo opera, a nivel de tu ego, tu consciencia. Y aquí realmente, el entrenamiento no acaba nunca…porque también puede haber un «Testigo» del «Testigo» y un «Testigo» del «Testigo» del «Testigo» y.…a partir de aquí, puede entrarnos vértigo o mareo de ausencia, así que paramos. Después de todo, valdrá, para empezar, con aprender a ir «meta» un nivel. Dejemos de momento el ir «meta» sobre «meta» y niveles superiores. En realidad – de momento – no son necesarios.

Esta posición perceptiva «meta» te ayudará a permanecer en un paradójico estado de «Calma-Atenta» cuando los demás tiendan a precipitarse, estresarse demasiado y hacer tonterías, que es lo que nos pasa cuando las cosas se ponen retadoras y nos dejamos llevar por fuertes emociones y sentimientos negativos.

Este tipo de reacción sólo creará más problemas, y lo sabes.

Aprende a esperar tu momento. «Be water my friend», decía Sifu Bruce (y, podrás erosionar montañas, añado yo).

A veces, no te quedará más remedio que, durante algún tiempo – nada es para siempre – (Principio de Impermanencia) conciliarte con un estado que, en este momento, me viene a la mente definir, de nuevo burdamente, como: «Jodido, pero contento». Sé que me entiendes 🙂

Pasa, masivamente, a la Acción

Bueno, hasta aquí, todo es, más que nada, preparación (qué no es poco), pero vivimos en un mundo tosco y tozudo, lento y espeso, y nuestros deseos no se convierten automáticamente en realidad, ¿verdad?

Tienes que dejarte la piel en lo que ardientemente quieres ver realizado.

No te preocupes, si te apasiona lo suficiente, ese esfuerzo no te matará. Al contrario, te hará más fuerte y mejor cada día.

También tendrás que aprender cuando debes descansar y parar – para no fundirte – Parar está bien. Tienes que recargar pilas. Ojo, parar, en este contexto, no es detenerse, es sólo descansar, bajar el ritmo, ¿ok? Simplemente descansas, renuevas fuerzas y ¡vuelves a la carga! y cada vez más sabio, más efectivo y con más claridad. Continúas acercándote a eso que has definido como éxito. Tu propia definición de éxito.

Más que fuerza, vas a necesitar resistencia. Necesitas re-sistir porque es preciso in-sistir. Recuerda: Este es un mundo tosco y tozudo, lento y espeso. Vas a necesitar repetir tu mensaje y elevar tu voz para que te escuche. No es sordo, pero todo el mundo (valga la redundancia) le habla al mismo tiempo y, aunque su verdadera misión es realizar los anhelos de todos, está bastante ocupado intentando atender a todo el mundo (más redundancia).

Así que, en el proceso, los impacientes se cansan y se retiran, abandonan. No hay problema. Tú no eres uno de ellos. Simplemente re-siste e in-siste. Funciona (como el agua. Esa es exactamente su estrategia para erosionar montañas)

Meterás la pata; el mundo parecerá venirse abajo algunas veces. Si, a pesar de ello, sigues respirando, es que aún puedes. No pasa nada. Recuerda «meta». Fracasa rápido. Estás aprendiendo. ¡Benditos «Fracasos»! ¡No puede haber mejor escuela!

¿Recuerdas? Acción masiva y bucles de feedback. Mientras estás en el bucle, te estás acercando, cada vez más, a tu meta. ¡Bien hecho!

Prémiate – ¡Eres un/a Crack!

Vale, releyendo hasta aquí, ya hemos cumplido con nuestro arquetipo «Guerrero» – Somos peleones, nos va la marcha y estamos orgullosos de nuestras cicatrices. Pero, no hay que exagerar, ¡porque pelear por pelear no es la cosa!

Porque, más que un/a guerrer@, ¡Eres un/a Crack! – El guerrero cumple su papel, pero ahora tienes que invocar otro arquetipo en ti: El Mago.

El Mago no se esfuerza como el guerrero. No, esa no es su forma de operar. El Mago es un maestro en abrir puertas porque, en vez de forzar las que están cerradas, simplemente empuja con suavidad las que solo parecen estarlo, cuando en realidad están… ¡abiertas!

Así, lo que para el resto del mundo es un acto de magia (porque creían que estaban cerradas) para El Mago es simplemente lo más fácil, cómodo y efectivo a hacer.

Es, como relata en uno de sus libros Vadim Zeland, maestro del “Reality Transurfing”, como cuando una mosca no hace más que golpearse con el cristal de la ventana, una y otra vez, intentando desesperadamente salir por ahí, sin reparar en que la ventana de al lado, justo al lado, ¡está abierta! y la llevaría mucho más rápidamente y sin esfuerzo a dónde quiere ir.

Ahora mismo, justo delante tuyo tienes puertas y ventanas abiertas que te llevan, sin esfuerzo, a tu destino. ¿Puedes verlas? ¿o estás demasiado enfocado en las que permanecen cerradas?

El Mago ve lo que otros no ven. Esa es su magia.

Y ahora que hemos concedido un merecido descanso al guerrero, llega la hora de operar en modo «Mago». Empieza por felicitarte porque eres una versión moderna y mejorada del Mago Merlin ¡Eres un/a Crack!

Date algún premio que te hayas estado negando a ti mismo durante algún tiempo. A tu mente no le faltarán razones para justificar esa «necesaria» negación: «Ahora no es el momento», «No está el horno para bollos», ¿Quieres que te pase como a.…?, etc., etc., etc. Bien, no pasa nada, ahora tu mente no tiene la última palabra, porque El Testigo tiene otras perspectivas.

Así que puedes agradecer a tu mente su esfuerzo por «salvarte» y también liberarla un poco de esa responsabilidad, porque en el Modo Mago-Crack nos podemos permitir ¡jugar! e incluso ser algo frívolos. Esto se pone interesante…

¿Qué vas a hacer? ¿Quizás un viaje? ¿Nueva moto? Tú eliges. ¡Date el gustazo!

Y ahora…por fin, puedes, con el frenesí que te pida el cuerpo, ¡Desmelenarte! ¡Ya estás list@!

Bueno, los pasos previos, retomando el título de este artículo y resolviendo su metáfora en un rápido quiebro final a modo de coda, han servido, más que nada, para que haya pasado el tiempo suficiente para que te haya crecido suficientemente el pelo, que puedes ahora lucir largo y salvaje, porque ahora que tu pelo está suficientemente largo ¡Puedes Desmelenarte!

«Long Life Rock&Roll» (Ritchie Blackmore’s Rainbow) –

Por José Luis Yañez, MSc



Test de 1 Minuto: ¿Qué probabilidad tengo de enamorarme de la PNL?


 ¿Por qué ser sólo tu mejor versión? 

 CERTIFICACIÓN EN PNL POR AUNLP (R) 
 ¡SÉ EL ORIGINAL! | NLP Practitioner & Master 




 
 ¿Te vienes? Haz clic ahora en el botón de abajo 
** Originales Sólamente **
Clic aquí para info
close-link