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La clave es el por qué (Simon Sinek) – Resumen Animado



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La clave es el por qué (Simon Sinek) – Resumen Animado

Transcripción del Video:

La clave es el por qué. Un libro escrito por Simon Sinek, que expone un estilo de liderazgo basado en la inspiración, y explica que la gente no compra lo que haces, sino por qué lo haces.

Existen dos maneras básicas de influenciar el comportamiento: inspirar y manipular.

La manipulación en los negocios se basa en los precios, promociones, novedades, presión grupal y miedo, pero no son sostenibles. Los mensajes aspiracionales también son formas sutiles de manipulación, solo que se enfocan en lo positivo en vez de lo negativo.

Cuando se compra algo múltiples veces, el negocio es la repetición, pero cuando alguien elige más allá de otras opciones, el negocio es la lealtad. Los líderes inspiradores, sean empresas o personas, comunican y actúan de forma congruente.

Esto se puede representar en el «círculo dorado». El círculo dorado tiene tres áreas: Por qué, Cómo, y Qué. Cada persona y organización sabe qué es lo que hace. Algunas saben cómo lo hacen, es decir, cómo se diferencian de otros.

Pero pocos saben claramente por qué lo hacen.

No se refiere al dinero, sino al propósito, la creencia, la razón, para levantarse cada mañana, y por lo que debería importarle a otros. Cuando el por qué no es claro, nuestra manera de pensar, actuar y comunicarnos, es de afuera hacia adentro.

De lo más definido a lo más difuso. Pero los inspiradores piensan, actúan y se comunican de adentro hacia afuera. El objetivo no es atraer a los que necesitan lo que uno tiene, sino a los que crean en lo mismo. La gente no compra lo que uno hace sino el porqué uno lo hace, porque las cosas que hacemos son solo manifestaciones de nuestras creencias.

Los grandes líderes no se basan en el poder o la autoridad, sino en la inspiración. Seguimos a los que lideran, no porque tengamos que hacerlo sino porque queremos. No por ellos, sino por nosotros mismos. Y son los que comienzan con el por qué los que pueden inspirar.

Los que creen en ti están en algún lado, solo debes encontrarlos. Para hacer realidad una visión se necesita gente orientada a la acción, y los líderes se apoyan en sus seguidores para ejecutar las ideas. Muchas grandes empresas se construyeron en base a dos personas, una con tendencia visionaria (el por qué) y otra con tendencia a la acción (el cómo).

Si miramos un corte transversal del cerebro humano, se ven tres áreas principales. El neocórtex, que se corresponde con el «qué», es responsable de nuestros pensamientos racionales, analíticos y del lenguaje. Las dos secciones del medio forman el cerebro límbico, responsable de las emociones, del comportamiento y de las decisiones instintivas.

Cuando nos comunicamos de afuera hacia adentro, la gente puede entender la información de características, hechos y cifras, pero eso no guía el comportamiento. Cuando nos comunicamos de adentro hacia afuera, hablamos con la parte del cerebro que controla el comportamiento y entonces sí le permitimos a la gente racionalizarlo con lo que decimos y hacemos.

La gente quiere relacionarse con quienes confían, y buscan lo que los hace sentir parte de algo grande. Por eso las empresas no deben contratar gente que necesita empleo, que solo trabajará por dinero, sino a los que crean en lo mismo, para que trabajen por su pasión.

Es más importante la buena actitud que las habilidades, que pueden aprenderse. Todos funcionamos mejor en culturas donde encajamos y que reflejan nuestros valores. Las empresas inspiradoras comienzan por el por qué, y eso los compromete emocionalmente, mientras el qué y el cómo son las evidencias.

Crear confianza con clientes requiere primero crear confianza con los empleados, y luego sustentar las palabras con acciones. Si los clientes comparten las creencias, es más fácil atraer a otros clientes.

También debemos considerar la llamada «ley de difusión de la innovación», que indica cómo se distribuye la adopción de las innovaciones en el mercado, y dice que si queremos que una idea sea aceptada masivamente, debe alcanzarse el punto de inflexión que está cerca del 15% del alcance.

La mayoría no prueba algo hasta que otro lo haya probado, pero unos pocos están cómodos con esas decisiones instintivas. Esta es la gente que hace horas de fila para comprar un producto nuevo, o que pagan mucho por tecnologías que no están maduras, lo hacen por ellos mismos, para ser los primeros.

Empezar por el por qué es solo en comienzo, inspirar lleva trabajo. Para que el círculo dorado funcione debe haber un correcto balance. La claridad del por qué y para qué, la disciplina del cómo, y la consistencia del qué. Si eres consistente entre lo que dices y haces, serás auténtico, y eso crea confianza y credibilidad.

Si quieres conseguir que otros adopten tus proyectos, descubre lo que te inspira, la gente te seguirá en base a eso, recuerda que la clave es el por qué.

Fuente: Youtube (La clave es el por qué (Simon Sinek) – Resumen Animado)



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