¿Cómo te motivas?

Publicado por Eric Barker. Traducido y editado por José Luis Yañez Gordillo

No me apetece escribir esto. Quiero volver a la cama y dormir durante un mes.

¿Cómo me motivo cuando simplemente no me apetece nada hacer algo?

No es el dinero

Solemos pensar en el dinero como el gran motivador y, de hecho, puede ser un motivador pésimo. Dan Pink aporta una gran cantidad de datos provenientes de investigación científica sobre este punto en su excelente libro: «Motivación: La sorprendente verdad acerca de lo que nos motiva».

El dinero es un buen motivador sólo para trabajos aburridos. Para las actividades que requieren pensar, creatividad y capacidad de solución de problemas, el dinero compite con (y reduce) la motivación natural.

Las recompensas sólo nos motivan para obtener recompensas.

El arte es mejor cuando no se paga a las personas para crearlo. Y esos artistas a los que no se pagan, con el tiempo tienen más éxito.

Vía Daniel Pink en su libro «Motivación: La sorprendente verdad acerca de lo que nos motiva»:

«Las obras de arte de encargo fueron calificadas como significativamente menos creativas que las obras no pagadas… «Los artistas que se dedican a su pintura y escultura más por el placer de la propia actividad que por recompensas extrínsecas, han producido arte que ha sido socialmente reconocido como superior» según el estudio. «Son los que están menos motivados por recibir recompensas extrínsecas los que eventualmente las consiguen.»

Usted necesita sentir algo

Para estar realmente motivados, tenemos que sentir algo. Tener una meta en mente o pensar que quiero algo no es suficiente.

Chip y Dan Heath dicen en su libro «Cambio: Cómo cambiar las cosas cuando el cambio es duro» que la mente emocional es clave:

«Céntrese en las emociones. Saber algo no es suficiente para provocar el cambio. Haga que la gente (o usted mismo) sienta algo».

Cuando no apreciamos (sentimos) el sentido de algo, cuando lo que estamos haciendo no tiene un propósito, la motivación salta por la ventana. Noah Goldstein, autor de «Sí: 50 maneras científicamente probadas de ser persuasivo”, revisa un estudio:

«Adam Grant, experto en el campo del comportamiento organizacional, se dio cuenta de que los trabajadores a menudo no lograban estar a la altura de su potencial debido a que habían perdido la noción de la importancia y el significado de sus propios trabajos. Pensó que si podía recordar a los trabajadores por qué sus puestos de trabajo son importantes, ellos podrían llegar a estar más motivados y, por tanto, a ser más productivos».

¿Cómo encontrar sentido a algo que no parece tenerlo?

Historias

Las historias que nos contamos son las que crean el significado en nuestras vidas. Los estudios han demostrado que las historias son clave en las áreas más fundamentales de nuestra vida:

• Ser más felices
• Vivir una vida con sentido
• Solidaridad y cooperación social

Las historias son tan poderosas que pueden satisfacer nuestra necesidad de pertenencia cuando nos sentimos solos. La ficción nos puede realmente convertir en personas más agradables y amables.

Reflexionar sobre uno mismo y cómo se ve uno a sí mismo, crea un cambio casi inmediato en el comportamiento.

Esto puede ocurrir simplemente mirándose en un espejo.

De «Fuerza de Voluntad: Re-descubriendo la mayor fortaleza humana»:

«Cuando se puso a la gente frente a un espejo, o se les dijo que sus acciones estaban siendo filmadas, hubo un cambio consistente y significativo en su comportamiento. Estas personas auto-conscientes trabajaron con más ahínco en tareas de laboratorio y dieron respuestas más válidas en los cuestionarios (es decir, sus respuestas coincidieron más con su comportamiento real). También fueron más consistentes en sus acciones y sus acciones fueron más coherentes con sus valores».

Y:

«Siempre que la gente reflexionó sobre sí misma, parecía comparar lo que sentían y apreciaban con algún tipo de idea acerca de cómo deberían ser. Las personas que se observaron en el espejo, por lo general no se detuvieron en pensar: «¡Oh, ese soy yo!». Por el contrario, era más probable que pensaran: «mi pelo es un desastre ó ésta camisa me queda bien, o debería recordar mantenerme recto, ó, inevitablemente) ¿he engordado? La conciencia de sí mismo siempre parecía consistir en comparar la percepción de sí mismo con estas ideas de lo que uno podría o debería ser».

Lo que es aún más interesante: La verdad puede no importar

La sensación de que uno se conoce a sí mismo crea una fuerte sensación de vivir la vida con sentido – no importa si uno se conoce o no realmente a sí mismo.

Progreso

¿Qué es lo que nos motiva más que cualquier otra cosa? Progresar

Creo que esto es lo que hace que las historias cobren vida, lo que impide que sean simplemente una ficción en nuestras cabezas. El ver que las cosas progresan, que marchan adelante, es lo que hace que nuestras historias parezcan reales.

Y aunque parezca mentira, al igual que las historias no tienen que ser reales, tampoco hace falta que lo sea el progreso.

En su excelente blog – Hackers de la Mente -, Vaughan Bell señala que ni siquiera necesitamos hacer progresos reales – la ilusión de progreso es suficiente para encender el fuego:

«Acabo de encontrar un fantástico estudio publicado en una publicación sobre investigación de mercados, que muestra que podemos estar convencidos de cambiar a una marcha más larga en el trabajo y en el gasto, aun cuando la percepción de progreso sea una completa ilusión».

Y:

«Se realizó un experimento en el que se dio a algunos clientes un vale promocional: «compre diez y llévese uno gratis» mientras que otros clientes recibieron un vale «compre doce y consiga uno gratis», pero con los dos primeros cupones ya sellados como compras realizadas.»

«En términos prácticos, el programa de fidelización es idéntico, pero los clientes con el vale «compre doce…» compraron cafés más rápidamente para acabar de rellenar el vale «compre doce…» con los dos primeros cupones ya sellados,  en línea con la «hipótesis del gradiente de meta»- a pesar del hecho de que el progreso real hacia la meta no era diferente respecto al vale «compre diez…»

«Los investigadores llaman a esto el efecto de ‘progreso ilusorio hacia la meta «y muestra que nuestra percepción de lo cerca que estamos de lograr algo (un «gol» – «Goal» = Meta) puede ser fácilmente manipulada desplazando los postes de la portería.»

Esto puede parecer una pesadilla existencialista real: las historias no tienen que ser reales, el progreso no tiene por qué ser real…

Pero no hace falta ir demasiado lejos en la divagación filosófica. La fuerza de ésta idea es que si una historia no funciona para nosotros, podemos simplemente cambiarla por una que lo haga.

Timothy Wilson, autor de «Re-direccionamiento: La nueva y sorprendente ciencia del cambio psicológico» y el excelente «Extraños a nosotros mismos: Descubriendo el inconsciente adaptativo», habla de cómo el proceso de «editar historias» puede ayudarnos a mejorar nuestras vidas:

«… Se solicitó a los estudiantes que re-interpretaran sus problemas académicos de la creencia de que no podían progresar en sus estudios universitarios, a la creencia de que simplemente tenían que familiarizarse con la forma de estudiar y preparar los exámenes. Los estudiantes que recibieron este mensaje, en comparación con un grupo control que no lo hizo, obtuvieron mejores notas al año siguiente y fueron menos propensos a abandonar los estudios».

Ignore los hechos por un momento. ¿Cuál es la historia que se está contando a sí mismo acerca de su vida? ¿Es la mejor? ¿Está usted progresando con ella?

Si quiere sentirse motivado, podría ser el momento para un cambio.

Por José Luis Yañez Gordillo

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